
El nuevo aprendizaje que nos dejó la pandemia: una conversación con Allison Posey
La educadora norteamericana y especialista en DUA dialoga con Fellow Group sobre las nuevas perspectivas de aprendizaje e inclusión en la era del COVID.
“Nuestras redes emocionales y cognitivas no son sistemas separados, están intrínsecamente conectados. El éxito o el fracaso de un estudiante en la sala de clases sucede por diseño”. Esta potente idea la puedes encontrar en los textos de Allison Posey, especialista norteamericana en educación y diseño universal para el aprendizaje, que forma parte de CAST y tiende redes de trabajo y colaboración con Fellow Group LA.
A partir del complejo 2020 que hemos vivido a nivel global, quisimos conversar con ella para reflexionar sobre cómo la pandemia ha cambiado nuestro modo de vida y, particularmente, el mundo de la enseñanza y el aprendizaje. Posey es además madre de dos adolescentes y ha enfocado su trabajo y estudios en las relaciones del cerebro, la mente y la educación.
¿Cómo ha alterado la emergencia sanitaria tu manera de trabajar? ¿Qué reflexiones has hecho al respecto?
“El COVID creó un nuevo escenario que impactó de manera absoluta mis proyectos y mi trabajo diario. Buena parte de mi labor involucra ir a escuelas y compartir con profesores en la sala de clases. Eliminar esa experiencia presencial y traspasarla al online crea una enorme diferencia en la conversación con los educadores y la manera de apoyarlos en las necesidades de los estudiantes.
He estado trabajando desde mi casa por los últimos 6 meses y puedo decir que uno de los temas más grandes que abordamos con los profesores es la falta de acceso equitativo a la tecnología y la conectividad. Ahora nos encontramos con chicos que en el aprendizaje remoto no tienen la posibilidad de comunicarse con sus maestros o participar de una reunión en una plataforma como Zoom. Quienes venimos trabajando en DUA entendimos que el tema resonó más en muchas personas: esta pregunta que nos hacemos todo el tiempo sobre la accesibilidad, ahora nos dio un marco ventajoso para pensar en cómo proveer no solo mejor tecnología, sino mejores interacciones con los estudiantes, porque esa fue la segunda pregunta que se repetía, que los estudiantes podían estar en una videollamada pero con la cámara apagada o sin participar. ¿Están realmente involucrados en la clase? ¿Cuál es el propósito de lo que estoy haciendo como educador? La pandemia obligó a hacernos estas preguntas difíciles, y fue bueno porque es el punto de partida del Diseño Universal para el Aprendizaje.
Todo lo que esta emergencia sanitaria nos ha hecho cambiar nos habla del foco de implementamos y hablamos de DUA: asegurarnos que estudiantes de entornos muy diferentes puedan adquirir los mismos conocimientos de una clase, y proveer herramientas lo más flexibles posibles para ellos”.No hay duda que la realidad del COVID significó profundos cambios en nuestras vidas.¿Estas alteraciones inspiraron nuevas ideas para publicaciones sobre inclusión y DUA?
“Absolutamente, el “desaprendizaje” del que hablamos en nuestro marco teórico y de enseñanza es parte de lo que todos hemos hecho con nuestros hábitos: desaprender cómo ir de compras, incorporar las nuevas medidas de prevención, distancia, mascarillas y un largo etcétera. El proceso de unlearning requiere mucha energía cognitiva. Escuchamos de educadores cansados y con menos ánimo del que suelen tener, y creo que parte de eso es el desgaste que involucra todo lo que hemos tenido que hacer con nuestras actividades rutinarias producto de la pandemia. Desaprender y reaprender es extenuante.
Es muy importante en este proceso que aún nos acompaña cuidar los espacios de descanso y relajación que nos permitan seguir aprendiendo eficientemente. Debemos reconocer que esto mismo que pasa con los profesores está ocurriendo con sus estudiantes y un contexto que los saca de la sala de clases y los lleva a una nueva interacción social, ya no con sus pares sino con sus familias. A algunos eso los beneficiará y para otros sin duda va a significar una dificultad mayor. Esto nos obliga a generar comunicación clara, fijar nuevos objetivos de enseñanza y andamiajes para nuestros “aprendices expertos”.
Imaginemos que tienes la responsabilidad de tomar decisiones globales sobre la educación en el futuro. Considerando la gran cantidad de cambios que se introdujeron por la pandemia, ¿qué modificaciones mantendrías en un mundo post COVID y cuales de estas normas actuales eliminarías?
“¡Me encanta imaginar posibilidades! Pienso que necesitamos mantener estas nuevas conversaciones que se han dado en todos los entornos educativos, y esos diálogos deben incluir a los mismos estudiantes y a todos los educadores. Escucharnos más en este período ha sido clave para ordenar recursos y obtener herramientas que nos permitan diseñar un aprendizaje inclusivo.
También debemos asegurar que no estemos haciendo suposiciones individuales sobre lo que funciona o no. Tenemos que hacer mejores preguntas sobre los problemas que estamos tratando de resolver, cómo diseñar para innovar en lo que todavía no hemos siquiera imaginado, eso requiere colaboración. Mi pasión siempre será el aprendizaje, el rol del cerebro y el protagonismo de las emociones al aprender. En el DUA vemos cómo desinstalar una serie de conductas previas es clave para impulsar nuevos caminos de conocimiento, por lo mismo no quisiera que volviéramos a la escuela tal como en el “pre-COVID”, porque no estábamos ante un paradigma equitativo ni justo para todos. Esta es una oportunidad única para desarrollar cambios duraderos en nuestras salas de clases… y empezarlos ahora”.