Escrito por Ignacio Lira
Pese a la promoción de acceso social inclusivo, las “carreras prestigiosas” siguen al debe en la implementación de diversidad.
Un estudio de tres años abordó la realidad de seis de los pregrados más solicitados en cinco universidades chilenas consideradas de alta selectividad.
Una interesante investigación Fondecyt publicada recientemente arrojó nuevas luces sobre las carreras consideradas “prestigiosas” en el mercado universitario chileno, particularmente en sus aspectos de acceso social.
El estudio, titulado “Las élites académicas universitarias en Chile. Perfiles, vivencias y percepciones sobre el éxito del alumnado y el rol de las instituciones universitarias de élite en los procesos de reproducción y movilidad social” tardó más de tres años en completarse e incluyó a los programas de medicina, ingeniería comercial, ingeniería civil, derecho, literatura y actuación, en cinco universidades “altamente selectivas”.
Más de dos mil estudiantes de todas las regiones del país fueron encuestados, y la investigación también suma entrevistas con directivos, docentes y egresados; además de observaciones directas en las instituciones.
Una de las principales conclusiones de este trabajo es que las estrategias de inclusión de alumnos diversos tienen alcances “tímidos” y además no pueden estandarizarse en función del tipo de institución: ciertos centros de estudios se enfocan en apoyar económicamente a alumnos con mérito, otras abren cupos especiales, pero manteniendo los niveles de exigencia de ingreso.
Al respecto, Maria Luísa Quaresma, directora del proyecto e investigadora de la Universidad Autónoma, comentó que “pese a sus diferentes estrategias, estas instituciones coinciden en que la apertura a la diversidad no puede hacerse sacrificando la calidad académica”.
El mapa de la sala de clases
Otro elemento destacado en este estudio es la homogeneidad de las “universidades de élite”, algo visible en aspectos como el origen socioeconómico de los estudiantes. El análisis mostró que los alumnos de estas carreras y universidades provienen de familias con elevado capital económico y residen en comunas del llamado “cono de alta renta”, concentrado en la zona nororiente de Santiago.
En tanto, sus padres ocupan posiciones de liderazgo de empresas y cuentan con educación superior, incluso sus abuelos. Respecto a estudios secundarios, un 66% del total de encuestados cursaron su educación básica y media en colegios particulares pagados. En cambio, los estudiantes provenientes de colegios particulares subvencionados conforman un 24% de la muestra, mientras que aquellos que vienen de la educación municipal comprende llegan solo un 10%
Estas características hacen que los alumnos de nivel socioeconómico medio y bajo declaren dificultades para encajar, en los primeros años, en este contexto social de élite, teniendo problemas para identificarse con los otros y construir relaciones en el espacio universitario.
“Algunos de estos estudiantes relatan dificultades de adaptación académica, principalmente por falta de estrategias de estudio y uso del tiempo, pero también porque las clases exigen un background cultural que ellos no poseen, generando una sensación de ‘hacer preguntas poco pertinentes’ lo que a la larga hace que dejen de participar en sala”, apunta Quaresma.
Otros alumnos llegaron a describir situaciones de discriminación por parte de los docentes hacia quienes se encuentran “fuera del estándar” y dijeron percibir la existencia de un “arquetipo” de alumnos, que responde a cierto fenotipo, valores y rendimiento académico al que deberían responder. “La sensación de ‘pez fuera del agua’ en estas instituciones, les produce miedos, inseguridades y frustraciones”, agregó la especialista.
Para desarrollar su estudio, los investigadores eligieron a las universidades de Chile, Católica de Chile y USACH, representando el segmento “tradicional” y con reconocida calidad académica. A estas tres se sumaron dos universidades privadas: Adolfo Ibáñez y Los Andes, “caracterizadas por recibir principalmente estudiantes de escuelas privadas selectivas y sectores socioeconómicos altos”, añadieron.
Además de Quaresma, los investigadores Juan Pablo Valenzuela (CIAE, Universidad de Chile) y Cristóbal Villalobos (Ceppe, UC) participaron de este trabajo.